En un panorama cada vez más desafiante para las telecomunicaciones en Cuba, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (ETECSA) enfrenta serias dificultades para garantizar la estabilidad de sus servicios. Según declaraciones recientes de la presidenta de la entidad, Tania Velázquez, más del 50% de las radiobases del país operan sin respaldo energético, lo que provoca interrupciones en la conectividad móvil e internet cuando ocurren cortes de electricidad. El sistema de telecomunicaciones cubano cuenta con unas 5,600 radiobases en todo el país, pero el 10% de ellas presenta fallos de equipamiento que impiden su correcto funcionamiento. A esta problemática se suma la crisis económica que atraviesa el país, agravada por la disminución de ingresos en divisas durante los últimos tres años, lo que ha limitado la capacidad de inversión en la modernización y mantenimiento de la infraestructura. La telefonía fija tampoco escapa a este deterioro. Al cierre de 2024, se reportan unas 28,000 averías sin solución debido a la falta de equipos y repuestos, lo que deja incomunicados a miles de usuarios. En las zonas rurales, donde los teléfonos alternativos desempeñan un papel crucial para la comunicación de comunidades aisladas, la empresa no ha podido reponer los dispositivos dañados o en desuso durante el último año. En cuanto al servicio de internet residencial Nauta Hogar, el avance ha sido mínimo. Entre 2020 y 2024, apenas se instalaron 30,000 nuevas conexiones, lo que eleva el total de capacidades a 290,000, cifra que representa solo el 7% de la posible penetración de este servicio en el país. Ante este escenario, ETECSA ha anunciado que continuará ofreciendo servicios en pesos cubanos, pero también diseñará nuevas estrategias comerciales para captar ingresos en divisas, dado que en 2024 las recaudaciones provenientes del exterior representaron apenas el 10% de las necesidades financieras de la empresa. El sector de las telecomunicaciones en Cuba se encuentra en un punto crítico, marcado por la falta de inversión y el envejecimiento de su infraestructura. A medida que la conectividad se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo económico y social, la sostenibilidad del sistema dependerá en gran medida de la capacidad de la empresa para acceder a recursos que permitan modernizar su red y garantizar la continuidad de los servicios a la población.